Esperando a Abraham: Dedicado a la mujer que el llama mami

Hace ya mucho tiempo que quiero escribir esta entrada y muchas veces me he puesto a escribir pero no lo he terminado porque no encuentro las palabras. Hoy ya escribo, salga lo que salga porque ya es hora de hacerle un homenaje a mi querida "N", la mujer a la que Abraham llama mami.
En otras entradas ya he hablado de lo feliz que fue Abraham con ella, de lo bien que ha estado, de lo que lo han querido. Ella le dió lo que en ese momento necesitaba, una familia. Y lo hizo bien. Abraham es como es por ella. El es amor, porque lo recibió de ella en enormes cantidades. Lo se porque lo veo en el, porque he hablado con otras madres de niños que ella ha cuidado y lo saben también.
Siendo el IHNFA como es de lento (por no decir otra cosa) me alegra saber que, ya que el pobre Abraham tardó tres años en ser adoptable, al menos la mayor parte de ellos estuvo con ellos y encontró una madre en ella. Y si, no me molesta decirlo, no la siento rival. Yo soy la madre de Abraham pero ella tambien lo fue y siempre será su mami. No creo que sea incompatible una cosa con la otra
Ella me dijo que con cada niño que entrega se le va un poco del alma pero que hace lo que hace porque cree que es lo que debe hacer. Se que ella lo está pasando mal en la separación, las dos hemos llorado bastante por ese sentido. Yo, aun despues de tres meses, siento el duelo. No se porqué, pero es así. Una amiga me dice que nos une algo tan maravilloso como Abraham, que es facil haber hecho ese vinculo, que la quiera tanto, que empatice su duelo. Este mes fue el cumpleaños de Abraham y se que anduvo tristona. Seguro que en estas fechas tiene el recuerdo de Abraham. Yo mantengo contacto constante con ellos y les mando fotos y videos para que esten mas contentos y vean como va creciendo. Lo de las llamadas de telefono lo dejo para más adelante, a que Abraham hable y se exprese, para que me diga si quiere hablar o si, por el contrario, le daña mas que le beneficia. La puerta estará abierta para el siempre en ese aspecto.
Muchas veces cuando veo a Abraham feliz, cuando me abraza, pienso en ella. Nunca podré agradecerle lo que hizo por mi hijo y por eso la querré siempre. En mi recuerdo quedarán siempre esos días que pasamos los tres juntos y con todo el resto de su familia. Como digo yo, la familia hondureña de Abraham.
Asi que solo me queda decir