Hallados cambios estructurales en el cerebro de niños de orfanatos de Rumanía

Traducción de un artículo publicado en inglés de una revista americana. Abajo podéis acceder al artículo original.
Vivir en un orfanato puede, literalmente, cambiar la estructura del cerebro de un niño según un nuevo estudio que tiene implicaciones para la adopción internacional así como para condiciones médicas como el TDAH, daño cerebral traumático y autismo.

El estudio, llevado a cabo por Charles Nelson y Margaret A. Sheridan del Boston Children’s Hospital, halló que los niños que habían pasado más de 30 meses en un orfanato de Rumanía tenían menos sustancia blanca en sus cerebros que los niños que habían vivido con familias de acogida.
La sustancia gris “es la que se encarga del pensamiento o del procesamiento de la información”, dijo Sheridan, profesora de pediatría en la Facultad de Medicina de Harvard, y la sustancia blanca es la que hace las conexiones entre las distintas partes del cerebro. “Puede significar que las conexiones entre las distintas partes del cerebro están peor formadas, o que los pensamientos que requieren esa conectividad, no suceden de forma tan rápida.”
Nelson y otros investigadores han mostrado ya que los niños institucionalizados realizan peor diversos tests cognitivos y tenían más probabilidades de padecer retrasos en el desarrollo. Pero esta es la primera vez que alguien ha detectado cambios estructurales en el cerebro de niños institucionalizados en un estudio de control aleatorio, lo que sugiere que las diferencias no pueden ser explicadas por factores distintos a la institucionalización.
Los niños que han vivido institucionalizados durante mucho tiempo, suelen tener diversos problemas. Sheridan dice que los cambios en la sustancia blanca observados en su estudio, pueden subyacer a una amplia gama de problemas, desde la hiperactividad a la depresión.
Es posible que la misma disminución en la sustancia blanca pueda explicar otras condiciones cerebrales que comparten problemas similares, como el TDAH y el daño cerebral traumático, dijo. Los investigadores no suelen buscar cambios en la sustancia blanca cuando investigan esas condiciones, añadió.
“Puede que debamos investigar más la sustancia blanca” dijo Sheridan, probando intervenciones que afecten a la sustancia blanca, por ejemplo el entrenamiento, como tratamientos para estas condiciones.
El estudio sugiere que la sustancia blanca responde a eventos ambientales como el acogimiento, añade. Otras investigaciones han mostrado que los niños que crecen en pobreza severa o bajo condiciones muy adversas, también tienen diferencias en la sustancia blanca.
En el autismo, los investigadores han mostrado que los niños suelen tener un exceso de sustancia blanca entre los 2 y los 4 años, y luego un ritmo de crecimiento de la sustancia más lento de lo normal. No queda claro qué es lo que origina esto o si es causa o efecto del autismo. El entrenamiento conductual es el único método probado científicamente que mejora los resultados en niños autistas.
Sheridan también dice que quiere analizar los datos de Rumanía más para ver si puede identificar las áreas cerebrales donde los volúmenes de sustancia blanca y gris difieren significativamente de cerebros normales.
Sheridan y sus colegas también esperan obtener financiación para seguir estudiando a los niños rumanos en la adolescencia, para ver si su desarrollo cerebral es distinto en estas edades que es cuando las habilidades de razonamiento maduran.
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